XI |
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La paciencia |
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Hoy cuando iba hacia Shambala, me he encontrado como cerrándome el camino una montañas enormes, altísimas, como paredes de roca y arena, que se elevaban metros y metros hacia el cielo. Había un sendero que subía hacia la izquierda y desaparecía de la vista, luego habían como simas, agujeros que se hundían en la tierra a tal profundidad que mirabas y no veías el fondo. Además se veían también túneles que se adentraban en la montaña y desaparecían en su interior. Yo observaba y observaba ese lugar impresionante y pensaba cual camino tomar, hacía arriba donde están las cumbres, por un túnel o saltar hacía abajo...pero mi intuición me decía: Tenía miedo a perderme y a no saber volver, llamé a gritos a Ananda pero no apareció, no había nadie, solo una tremenda desolación, y yo seguía cavilando en que tenía que hacer... Había un lugar junto a la encrucijada que era más plano y me senté a esperar allí. El tiempo transcurría y nada sucedía, comencé a respirar profundamente, sentía que debía de guardar silencio y seguir mi intuición de no moverme. Coloqué mejor mi cuerpo y adquirí la posición de loto, busque mi silencio, dejé de poner la mente en la duda, en los caminos de la indecisión y del miedo y comencé a respirar despacito... Entonces sentí la virtud de la paciencia como una colocación importantísima en mi ser y en mi existencia. En ese momento apareció rodeándome un tetraedro con la punta hacia arriba hecho de cristal, y seguidamente se formo otro con la punta hacía abajo, cruzándose con el de arriba formándose a mi alrededor un Merkaba transparente. Escuchaba mi respiración dentro del Merkaba y era muy hermoso. Tenía en mi interior una sensación de paz y serenidad muy grandes, como si mi alma flotase en el espacio y a mí alrededor no existiese el conflicto ni la duda... La pureza entraba por mis pulmones y se repartía por todo mi cuerpo, en una respiración sostenida por siglos de búsquedas y de hallazgos... Acababa de encontrar un lugar en donde podía mantenerme en silencio y perder mi impaciencia, mi ansia por algo o por alguien... Solo ser... Sostenido en el aire, rodeado por el Merkaba, en un puro aliento transparente de vida y de transmutación. También sentía las líneas del mundo cruzándome el cuerpo...una muy poderosa iba desde mi coronilla hasta la base del coxis, otra iba de hombro a hombro, otra me cruzaba el pecho por el chacra del corazón y dos líneas mas salían de mis caderas. Así fui observando las líneas de colocación de mi ser en el universo. Mi respiración era pausada y cristalina...me sentía bien. Sus alas blancas eran amplísimas. Su rostro era masculino pero sin barba, tenía como viento y sonreía... en ese momento me habló y dijo: Yo soy el Angel de la Resurrección No hay nada y está todo El Angel Inmortal, mueve sus enormes alas en el espacio y levanta una brisa maravillosa llena de luz y pureza, su rostro resplandece y sonríe con compasión... El Angel de la resurrección Es entonces que yo muevo los mundos Desde un ser humano a un árbol Sus grandes alas comenzaron a moverse más deprisa y como en un susurro al mí oído me dijo: -Ahora con dulzura cierra los ojos y déjate mecer por tu alma que te adora y te contempla... Cerré los ojos como me lo pidió el ángel y sentí que él se disolvía en el espacio, igual que las montañas, el paisaje y todo lo demás que me rodeaba...
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