XIII
La pureza

  Iba camino a Shambala, andaba y andaba y nunca llegaba. El camino era un sendero flotante que subía y subía...Eso me intranquilizaba porque temía el perderme. Pero seguí ascendiendo, sentía en mi interior que estaba dejando atrás al Reino de Shambala...

  Lo confirmé cuando crucé unas nubes y reconocí el lugar en el que me encontraba como el que ya visité anteriormente cuando conocí a Sananda en la luz primogénita...

  No había pasado por la colina del caracol, pero estaba en el reino superior, comencé a caminar por las nubes y me encontré delante con una puerta  hecha con las figuras de dos ángeles sentados con un planeta entre ellos en el aire flotando. Crucé el umbral y de pronto se formó una pequeña espiral de nubes y apareció un ángel.

 Era el Angel de la Resurección , movía sus grandes alas  generando viento y de su ser surgieron estas palabras:

La pureza es esencial para la ascensión
El encontrar tu equilibrio en tu interior
El respirar el ozono de mis alas batiéndose
El entregar tu mente a la visión de la redención
No malgastar tus sentimientos en ataduras
Entrega tu corazón a la libertad trabajadora
¡Amor mío!, ¡Amor mío!, Entrégate a la luz
No pierdas el tiempo en situaciones superficiales
Es la hora de ascender, es la hora de purificarse
Los pasos están marcados en las nubes
¡ Adonaí!, ¡ Adonaí!, Líbrame de mis pecados
Que pesan como fardos llenos de culpa...

  El Angel Inmortal, seguía moviendo sus alas con furia, todas las nubes a nuestro alrededor eran como pequeños huracanes.
  Mirando al ángel le contesté:

  - Pero Angel de la Inmortalidad, me siento tan pequeño, aquí viéndote, entre las nubes, de verdad que me siento muy pequeño...

  El ángel contestó - Dios cuida desde lo más grande a lo mas pequeño, no temas por el tamaño de tu cuerpo, si no afiánzate en el de tu corazón, y tu corazón es grande, lo suficiente para abarcar el sufrimiento de tus congéneres y la sabiduría del Dios presente.

  Contento le respondí- pues si mi corazón es lo suficiente grande para poder ascender...
 ¡ Si quiero ascender!, mi maestro..., ¡ Si quiero!...

  Entonces el Angel de la Resurrección desapareció en un instante en una nube con forma de remolino.

   De lejos vi llegar a una mujer delgada, llevaba puesta una túnica hasta los pies y el pelo suelto de color rojizo. Me dijo que se llamaba Raphaela en honor al Arcángel Raphael, y me ofreció una túnica como la de ella y me dijo que me la pusiese.

  Andamos un tiempo sobre las  nubes y sin saber como llegamos ante Sananda, estaba de pie sonriendo y me comenzó a hablar diciéndome:

   La humildad, la compasión y el conocimiento, son las tres piezas claves de la ascensión. Un corazón puro y la mente abierta. Perder el miedo a la integración y a la desintegración de tu ser y entregarte a la luz de una manera desinteresada.
  Paso a paso, con el corazón en las manos, dirigiéndote hacia tu ser superior, en el silencio, en la humildad, para realizar la comunión con tu ser mas alto y completo.
  Mi amor...eso es la ascensión, nosotros te guiaremos, Shambala te guiará y la misma tierra te guiará también. No temas y ven con nosotros, que te esperamos con ilusión y veneración. Porque amamos a todo lo que asciende y lo veneramos como acto sagrado de una entidad en busca de su perfección y amor incondicional.

  Sananda hizo un silencio y se me quedó observando y entonces con voz queda continuo:

  Tienes que generar tu propio Shambala, tienes que reconocer que el viento cuando sopla sobre las copas de los  árboles, es la voz del corazón de Dios.

  Haz que todo lo que te rodee sea una manifestación del Creador en la tierra, trae el aroma de las flores al planeta tierra, deja que te acaricie la lluvia y riegue la naturaleza que te rodea.

  Abre un agujero en el cielo y haz que caiga sobre ti y  todos los que te rodean la bendición del paraíso terrenal.
  Esa es tu misión, anclar los reinos sutiles en la tierra, tener la fuerza suficiente para que los pájaros sean felices y canten...y toda la naturaleza viva en armonía con el Creador y sus habitantes.

  Representa la tierra en el cielo, trae  el cielo a la tierra, y poco a poco irán viniendo a visitarte seres que necesitan de tu sabiduría y compasión para que les enseñes. Para que les abras sus ilusiones y les des fuerzas para seguir su camino en busca de la luz.

  Ya pronto, abre tus alas y vuela a buscar tu lugar en la tierra, donde tus sueños se vuelvan realidad y la realidad acoja a todo el que te necesite.

  Te doy mi bendición, mi amor y no pierdas las esperanzas,  viaja como la luz a través de la obscuridad, y encuentra tu lugar sagrado y ancla una representación de Shambala en la tierra.
  Ocurrirán milagros, se hará la luz en la obscuridad y el amor germinará en pequeñas formas sutiles solo perceptibles a los seres pequeños que busquen la iluminación y el amor incondicional.
  Nosotros te apoyaremos, estaremos a tu lado y bendeciremos tu trabajo...
  Que la gloria infinita del Creador esté contigo...
 
  Hubo un otro silencio... yo me quedé con la boca abierta mirando a Sananda como hipnotizado.
  Sentía como un halo que me rodeaba, como una luz dorada que me daba protección y amor...también sentía una sensación de paz y apertura.

  Entonces Raphaela, me tomo del brazo y me acompaño hasta el umbral de los dos ángeles y me dijo que iba a ser mi guía en el reino de las enseñanzas de la ascensión.

  Me abrazó y me dijo- Namasté mi amor...y yo me fui de vuelta a casa sorprendido.