V
El planeta tierra

  Hoy yendo hacia Shambala, me he encontrado en el camino a un unicornio blanco, es el segundo día que me sucede... Me mira y lentamente se va acercando a mi, luego me atraviesa el cuerpo con su cuerno, cuando comprueba que soy una visión,  se aleja sin decir ni hacer nada. Siento que es como un guardián que vigila el camino del Reino de Shambala.

  Solo llegar a la entrada, me encuentro a Ananda esperándome. Me pregunta como estoy y me comenta  que me ve un poco nervioso...yo le digo que es cierto, que me encuentro delicado.

  Comenzamos a caminar, casi siempre lo hacemos en silencio. Llegamos en frente de un cúpula, esta es mas pequeña que las otras que he visitado anteriormente y entramos.

  Dentro me encuentro con una la estancia de tres metros de diámetro, es circular y tiene ventanas en todo su alrededor ovaladas. En el centro hay una especie de pódium cilíndrico que se eleva del suelo medio metro.

  Nos sentamos en un banco que rodea a toda la superficie de la sala, bajo los ventanales. Es un cuarto diferente, como hecho de materia orgánica, con dibujos y frisos rodeando a las ventanas y el techo. Todo parece tallado y moldeado...me recuerda un poco a la arquitectura de Antonio Gaudí.

  Nos quedamos en silencio, estaba admirando este lugar tan estrambótico, cuando de pronto en todos los ventanales se comenzaron a ver imágenes de gran belleza del planeta tierra. De puestas de sol, de paisajes de montañas nevadas, de grandes océanos con reflejos del sol, increíbles imágenes de desiertos inmensos, valles con una claridad espeluznante...hasta en el pódium se podían admirar panorámicas.

     La sensación era como si volásemos en un ovni, y navegáramos sobre maravillosos paisajes de la tierra. De pronto se detienen las proyecciones y se pone blanco todo otra vez.

  Entonces para mi sorpresa contemplo como algo lentamente se va materializando en el pódium del centro, es un anciano, lleva una túnica que llega hasta el suelo. Su barba es larga y blanca y en su mano izquierda lleva un bastón de madera retorcida, como sacada de una rama de un árbol.

  La imagen a medida que se materializa, va girando sobre si misma hasta que el ser aparece del todo.
  Se detiene en frente de nosotros y me comunica que es Merlín y lentamente extiende su brazo derecho con la palma de su mano girada hacia abajo.

  Me pide que me coloque debajo de su mano, mirando hacia el exterior...miro a Ananda y ella sonriendo me hace un gesto con la cabeza para animarme.

  Un poco inseguro me levanto y voy hacia él, su presencia me impone muchísimo, me acerco y me coloco debajo de su mano de espaldas a él y cierro los ojos...

  Entonces sentí una brisa en la cara y abrí los ojos.. sorprendido me doy cuenta de que estoy en un bosque frondoso, en el lugar en el que estaba Merlín, hay un gigantesco árbol con la corteza mojada.
   Siento que las dimensiones son exageradas o que yo soy mas pequeño de o normal.
  
  Todo huele a mojado y a flores, como si acabase de llover, hay mucho musgo verde, helechos, hongos y todo tipo de plantas del bosque...se escuchan cantos de pájaros en las copas de los árboles.

  Es un lugar muy virgen y puro...siento a todo mi cuerpo curándose, entonces se escucha a la voz de Merlín como un eco que lo rodea todo en el bosque:

Siente al viento en los árboles.
Baña tus pies en el río.
Descansa tu cuerpo en la fresca hierba.
Mira pasar a las grandes nubes blancas
Y sus pájaros flotando en sus corrientes.
Escucha a los pequeños insectos cantar
Y admira a la mariposa revolotear
¡ Abrázate!, ¡ Amate!
Y en esa canción de dulzura y encanto
Deja que la Madre Tierra acune tu alma...

  - Tu eres humano- continuo Merlín- todo lo que te rodea, el musgo, este árbol, las plantas, las flores, las piedras... Todo está formado por la misma materia que tú, sois lo mismo. Si te amas a ti mismo, si aprendes a amarte a ti mismo y a todo lo que te rodea, desde lo mas grande a lo mas pequeño, entonces aprendes a amar a la tierra y a vivir en armonía con ella.

  No lo olvides, mi amor, eres un ser humano y como tal debes de amar tu condición y a este hermoso planeta llamado tierra...

  Entonces sentí que volvía a la sala, me giré y vi como Merlín se desmaterializaba delante mio con una sonrisa de amor en su sabio rostro.

  Ananda se levantó del banco y se dirigió hacia la puerta,  la seguí en silencio y fuimos hasta la salida y sin decirme nada se despidió de mi y regreso hacia Shambala...

 De vuelta a casa me surgieron estas palabras:

Madre Tierra, ¡ te amo!
Que los humanos aprendamos a cuidarte
Y ofrendas te sean dadas por tu generosidad
Porque la vida está en ti
Y te necesitamos, Madre Tierra
¡ Te necesitamos!