08 de Junio de 2015 |
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05 de Junio de 2015 |
MI LIBERTAD
Yo conté a mi familia y amigos que era homosexual a los diecisiete años. |
04 de Junio de 2015 |
CAMINO A WIRIKUTA
Cuando era muy joven, tuve una llamada del espíritu del Peyote. Cogí un avión y me fui a Distrito Federal en México y luego al Desierto de Sonora. Terminé en un pequeño pueblo llamado Real del Catorce, me hospedé en un pequeño hostal enfrente del cementerio. El segundo día me fui al cementerio a pasear y saqué mi flauta o mi Ocarina y comencé a tocar. Se me acercó un perro y cada vez que intentaba tocar, me apartaba la flauta de la boca con la pata lloriqueando. Decidí hacerle caso. El perrito se quedo conmigo, me acompañaba a todas partes por el pueblo. Me iba a dormir y a la mañana siguiente allí estaba en la calle esperándome. Una mañana nos encontramos con otro perro enfrente de una casita y se pusieron a jugar los dos, yo me puse a hablar con la dueña del otro perro. Comentamos varias cosas y luego me invitó a entrar, era una mujer Francesa de pelo corto y muy dulce. Una vez en su casa me explico que era alumna de un Nagual, un brujo de la tradición Tolteca, y también me introdujo al budismo, pues practicaba el budismo Zen. Un maravilloso encuentro. Un día me fui a un restaurante a comer y estaba mi perrito conmigo, de pronto la chica que estaba compartiendo la mesa, me explicó, que mi perro era de un muerto. Un hombre que había muerto hace poco y el perro se había quedado en su tumba hasta que llegué yo. Me entró miedo, mire a mi perro a los ojos tratando de digerir la nueva información, de pronto el perro sintió mi miedo y me dirigió una mirada de una dulzura inimaginable y se marcho. Nunca más lo volví a ver… A los pocos días me adjunté a un pequeño grupo que se dirigía al monte sagrado del Quemado y estuve un día entero comiendo Peyote, tocando mi Ocarina y alabando a la vida y a lo sagrado de la tierra. Me sane casi toda mi infancia conflictiva, hable con los Captus y vi la famosa danza del Sol. Una experiencia absolutamente enriquecedora y llena de luz, sol y belleza. Cuando regresé a mi hostal, hacía mucho viento y me dormí mecido por su sonido, creo que ese día en mi sueño con el viento toqué mi hogar de las estrellas…
Real del catorce es un pueblo sobre unas minas de plata que tiene muchísima energía y me di cuenta de que cuando caminaba por sus callecitas dejaba una marca en el suelo y que los habitantes de allí podían ver mi rastro y lo veían como una tela de araña, así que comencé a caminar sobre un punto en movimiento, que gran enseñanza que todavía vive conmigo...
Cerro del Quemado, montaña sagrada de los Huicholes, Wiricuta. Lo llaman La Elefanta, y cuando has comido Peyote y te vas a la cabeza del Cerro, ves como camina por el desierto
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